¿Qué hacer en Santa Cruz de Tenerife? (guía completa)
Más allá de la ya conocida ruta del Teide, Tenerife tiene otros spots que no puedes perderte en tu paso por la isla.
Más allá del Teide, hay mucho qué hacer en Santa Cruz de Tenerife. En el lugar con la sombra más grande del mundo proyectada sobre el mar están los spots imperdibles que no sabías que necesitas.
Fuera de este espectáculo óptico donde la sombra del Teide se proyecta hasta 150 km, Tenerife es conocida por ser la isla más grande del archipiélago canario. Con una superficie de 2034,38 km2, la isla de la eterna primavera tiene un sinfín de lugares por conocer.
Aunque, claro, un trekking por los senderos volcánicos del Teide es más que obligatorio en tu visita por la isla.
Masca, un lugar desenfrenado
Masca es el segundo territorio más visitado en Tenerife, el primero es -por supuesto- el Teide. Este sitio está alejado de todo y es precisamente esto lo que permite la conservación de su biodiversidad y cultura.
Hasta la década de los 60 la única forma de llegar a Buenavista del Norte era caminando, o en asno. Por fortuna, ahora hay una ruta carretera que te lleva del Teide hasta Masca. La autopista es estrecha, desenfrenada y con precipicios que te llevan directo al abismo. El camino para llegar en auto es de una hora. Pero hacer paradas en sus miradores es un must. Apreciar la montaña con el Atlántico de fondo, simplemente, merece la pena.
¿Qué hacer en Santa Cruz de Tenerife? De ruta por sus calles
Las calles empedradas de Masca son empinadas. Suben y bajan abriéndose paso entre los roques para llegar a la plaza principal. Aquí está la Ermita de La Inmaculada Concepción, iglesia construida en el siglo XVIII. Consta de una sola nave y fachada de piedra que combina perfecto con la sombra del gran laurel de Indias. Ahí, frente a la ermita y bajo la sombra del árbol se ponen los músicos y artesanos chicharreros.
El aroma de los platillos tradicionales de los guachinches -restaurantes antiguos- te invita a degustar años de historia tinerfeña. Queso frito, mousse de gofio, mermelada de tuno y cabra en salsa son algunos de los sabores recomendados.
En el Barranco de Masca puedes hacer un hiking para conocer el rincón donde los antiguos guanches se proveían de pescado. Este sendero de cinco kilómetros te lleva por un descenso de más de 600 escalones hasta la costa. El tiempo aproximado de este recorrido es de cuatro horas y es recomendable usar calzado adecuado para montaña. Esta ruta está abierta únicamente los fines de semana y es necesario hacer una reserva en su sitio web.
Al final del descenso por esta ruta llegas a este rincón pirata. La ubicación permitía a los piratas asaltar a los barcos españoles que volvían de América cargados de oro y plata para ofrecerlos a la Corona de Castilla.
El Museo Etnográfico y el Centro de Visitantes son otras de las paradas recomendadas en tu paso por Masca.
Anaga: un viaje directo a la naturaleza
Siguiendo la ruta de qué hacer en Santa Cruz de Tenerife, llegamos al Parque Rural de Anaga. Una cordillera de montañas con puntas afiladas y barrancos profundos. Anaga es el claro ejemplo de que, en el pasado, la relación del humano con la naturaleza era cercana.
El Macizo de Anaga se formó hace millones de años tras la erupción de varios volcanes, el paso del tiempo y la erosión de la tierra. Se dice que la erupción del volcán Las Rosas fue una de las últimas erupciones en esta región (esto ocurrió hace 700 mil años). Gracias a su belleza natural, historia y biodiversidad, el Macizo fue nombrado en junio de 2015 como Reserva de la Biosfera de la UNESCO (la reserva más joven de Canarias).
El encanto de este lugar es su ambiente rural cercano al área metropolitana de Tenerife. Se localiza a 35 minutos en auto desde Santa Cruz Tenerife. Para llegar basta tomar la TF-1 o TF-12 o una guagua (autobús).
Una vez en Anaga toca observar lo que el paso del tiempo ha dejado. La erosión es clara y los picos de las montañas son afilados. Los barrancos profundos y la vegetación camufla lo que es, en realidad, un suelo volcánico. El mar ha reclamado por años su espacio, cada vez aumentan los números de cuevas y agujeros. El Macizo de Anaga es tan cambiante que cada visita te presenta algo diferente.
Las corujas, los grillos, las ranas y los populares Petrel de Bulwer te acompañan en tus caminatas por este suelo canario.
Por una copa a Icod de los Vinos
Más allá de Socotra, Icod de los Vinos es el hogar del árbol del dragón más antiguo en Tenerife. No solo eso, también se cree que es el árbol más viejo de todas las Islas Canarias. Este Dracaena draco -árbol del Dragón- mide entre 20 y 21 metros de alto y tiene 20 metros de circunferencia y, claro, si sigues pensando en qué hacer en Santa Cruz de Tenerife, una visita al árbol es una gran opción.
Si eres amante de las mariposas, el Mariposario del Drago es tu sitio ideal. Ahí hay más de 800 especies de mariposas de todo el mundo que vuelan libres dentro de este sitio.
Canarias es famoso por Tropical -su cerveza-, pero el vino siempre forma parte del menú. El Museo de Malvasia es una antigua bodega de vinos que, con el paso del tiempo, se transformó en museo. Aquí vas a degustar vinos volcánicos que ahí producen, mojo canario y pan. Hay experiencias exprés, históricas, sensitivas y especiales de temporada. En Semana Santa se hace la cata de vinos de misa. Puedes reservar en su página web.
De vuelta a los rincones naturales de Tenerife está La Cueva del Viento. Se formó hace 27 mil años entre lava basáltica de la primera fase eruptiva del volcán Pico Viejo, junto al Teide. Este tubo volcánico tiene una longitud de 18 kilómetros y es conocido por las fuertes corrientes de aire que se forman en su interior. Su ramificaciones crean un laberinto y un interminable número de pasajes subterráneos. Recorrer el interior de esta cueva es similar a hacer un viaje al centro de la Tierra. Los niños menores de cinco años, por seguridad, no pueden experimentar esta aventura.